Fue la segunda vez que un equipo del Listín Diario visita la residencia de Josefa González, una señora de 62 años que vende botellas de plástico para sobrevivir en la ribera del río Ozama.
La ocasión anterior fue de imprevisto, un choque de realidad para el equipo de reporteros que dio con la humilde mujer que vive en condiciones vulnerables en el sector La Lila, de Los Tres Brazos, en Santo Domingo Este.
Ahora, la intención fue recoger las promesas de ayuda que han llegado a su vida desde que se dio a conocer su historia.
El senador por el partido Fuerza del Pueblo en la provincia de San Juan de la Maguana, Felix Bautista, fue el primero en alzar la voz y comunicar su interés en ayudarla a través de la Fundación Nacional de Desarrollo Integral (Fundi); seguido de la oficina de Oficina de la Primera Dama, Raquel Arbaje.
De acuerdo a lo que contó Josefa, que de solo saber que había personas con posibilidades de darle una mejor condición de vida interesados en tenderle la mano, derramó unas cuantas lágrimas, desde la Oficina de Arbaje le realizaron una evaluación telefónica para saber qué tipo de ayuda podían brindarle.
“Me preguntaron qué pastillas yo tomaba, qué si yo recibía la tarjeta y les dije que sí, que gracias a Dios eso me salió, también que qué yo comía y les dije que lo que sea porque imagínate, son las doce y yo lo que me voy a comer es este mango”, dijo, emocionada, con la esperanza puesta en una próxima llamada prometida para una nueva evaluación.
En el caso del senador de la Fuerza del Pueblo, no ha tenido suerte para comunicarse con Castillo, debido a que el contacto difundido es el de un cuñado con el que no está mucho tiempo, pero se afirmó en total disposición de ayudar en cuanto pueda hablar con ella.
Preferir no comer, aunque se tenga hambre, por sobreponer el tener un lugar donde vivir, aunque no esté en las mejores condiciones, no es una decisión fácil, muchísimo menos para una señora de 62 años que reside sola y depende no más que de la venta de botellas plásticas para mantenerse.VIDEO
Preferir no comer, aunque se tenga hambre, por sobreponer el tener un lugar donde vivir, aunque no esté en las mejores condiciones, no es una decisión fácil.
SIGUE ESPERANDO
Aunque también ha recibido las palabras de buenas intenciones de terceros, quienes se han comunicado directamente con ella o con Listín Diario, aún en sus manos no se ha materializado nada, mientras espera hasta por comida.
“No pido, no ando diciendo a nadie que me dé nada, pero el que me quiera regalar, aunque sea comida, lo recibo porque es que no tengo nada. No tengo casa, vivo alquilada, vendo estas botellas para ganarme la vida, no tengo cama. Estoy en la mano de Dios que no desampara a uno”, afirmó González, con humildad.
González, quien de la venta de botellas plásticas que recoge en las calles paga 2,000 pesos mensuales de renta, medicamentos y comida, vive desde hace nueve años en el mismo lugar al que teme desde el 2023, cuando las torrenciales lluvias de noviembre le arrebataron todo.
“La libra de botellas la compran a 10 pesos; cada vez que entrego el saco, como cada 20 días, tengo de a 40 libras y eso es para ir juntando los chelitos y poder pagar la casa”, contó en su momento la mujer, que sufre de presión arterial.
LOS VULNERABLES
Las condiciones vulnerables son aquellas en las que una persona o grupo social se encuentra en una situación de amenaza o peligro y tiene poca o nula capacidad de protegerse frente a un riesgo. La vulnerabilidad puede ser física, social, económica, educativa, ecológica, cultural o política.
Ser vulnerable implica fragilidad, una situación de amenaza o posibilidad de sufrir daño.
LA ENFERMEDAD
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre al empujar contra las paredes de las arterias cuando el corazón bombea. Se mide con dos números, el primero llamado presión sistólica y el segundo presión diastólica.
Presión sistólica: La presión dentro de las arterias cuando el corazón late.
Presión diastólica: La presión cuando el corazón está en reposo, entre latidos.
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